Tägliche Andachten

Si usted se encuentra en un problema ahora mismo, no está allí por su propia voluntad. En algún momento u otro todos enfrentamos problemas, los creyentes y no creyentes, pues es parte de la vida terrenal. Sin embargo, necesita saber algo: Si usted es un creyente, puede permanecer a la expectativa de que triunfará. Eso es cierto. Dios saca a Su pueblo de los problemas -cualquier clase de circunstancia-. De hecho, si es un hijo de Dios, vencer un problema es uno de los beneficios de su salvación. Talvez usted no lo sepa. Pero la palabra salvación incluye mucho más que sólo nacer de nuevo e ir al cielo cuando muera. En realidad significa: “liberación de un peligro y aprensión considerables y temporales; protección, perdón, restauración, sanidad, plenitud y seguridad”. Observe esas primeras palabras otra vez: liberación de un peligro considerable y temporal. Éstas no dejan duda que salir del problema se incluye en nuestro paquete de salvación. Usted podría preguntar: “El problema que estoy enfrentado, yo lo ocasioné. ¿Me liberará Dios de este desastre aunque sea mi culpa?”. ¡Sí! Y es algo maravilloso, pues generalmente así sucede. Nos metemos en problemas por nuestra propia cuenta, y luego nos volvemos a Él por ayuda. Y aún siendo así, Él siempre se encuentra allí. No podemos agotar Su misericordia y paciencia (¡Si pudiéramos, ya lo habríamos hecho!). En 2 Crónicas 15:4, se nos relata que en una ocasión el pueblo de Israel se apartó de Dios, y se metió en problemas. Pero después ellos se volvieron a Dios y lo encontraron. Esto mismo será una realidad para usted. Cuando se vuelva hacia el Señor y lo busque, lo encontrará. Dios no le dirá: “¿Por qué vienes a Mí ahora? ¿Por qué no hablaste conmigo antes de meterte en esa situación?”. Eso es lo que merecemos escuchar, pero -¡gracias a Dios!- Él es un Dios de completa misericordia. Él siempre lo recibirá y escuchará. ¡Y siempre lo sacará del problema hacia la victoria! 2 Crónicas 8-9; Hebreos 1 Cuando estoy en problemas, me vuelvo al Señor lo busco y lo encuentro (2 Crónicas 15:4).