Tägliche Andachten

September 09

¡Pida el conocimiento de la gloria!

Kenneth Copeland
Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo [el Ungido y Su unción].

Yo he meditado y estudiado las Escrituras con respecto a la gloria; por tanto, estoy esperando que ésta se manifieste en mi vida por completo. Permanezco a la expectativa de que el poder de la Resurrección me acompañe a dondequiera que yo vaya. Y además, que la misma gloria que brilló como fuego en el rostro de Jesús, también brille en mi rostro y en mis circunstancias. Confío en que mi Dios suple todas mis necesidades. ¿Cómo? ¡Conforme a Sus riquezas en gloria! Yo no espero que esa gloria venga flotando del cielo, sino que fluya de mi interior, y también del suyo. Yo anhelo que esta gloria emane de nosotros. Pues en 1 Crónicas 16:27, leemos: «Alabanza y magnificencia delante de él [Dios]…» y como Dios mismo está presente por medio del Espíritu Santo que mora en nosotros, entonces ¡esa gloria ya se encuentra en nuestro interior! El problema no es que haya una escasez de gloria, sino de entendimiento. No hemos tenido una revelación de la gloria de Dios en nuestro interior ni hemos sabido cómo cooperar con esa gloria. Sin embargo, el Señor desea que no ignoremos nada con respecto al tema. Dios no quiere que vivamos en tinieblas; por esa razón, Él ordenó que la luz resplandeciera y nos diera un conocimiento funcional, una habilidad para comprender y entender cómo utilizar la gloria del Señor; la cual habita en nuestro interior. Él nos ha dado la mente de Cristo (1 Corintios 2:16). En otras palabras, la misma unción que se encuentra en la mente de Jesús está disponible para nosotros. No hay ninguna necesidad que usted permanezca atado a los problemas que el diablo envía a su camino. Y mucho menos, ser detenido por alguna montaña de pecado, enfermedad o de pobreza que el enemigo haya puesto en su vida. Usted posee la gloria de Dios en su interior, y cuenta con la unción para desatar la manifestación de esa gloria. Cuando usted pone la Palabra de Dios en su corazón y en su boca, esté a la expectativa de que sus palabras sean llenas con el mismo poder de Resurrección que provocó que el mismo infierno se rindiera hace 2,000 años. Confíe en que la bondad todopoderosa de Dios impregne todo su ser -espíritu, alma y cuerpo- hasta que su vida resplandezca con la misma luz que brilla en el rostro de Jesús, la cual ilumina todo el cielo. Por eso, ¡pídala! Pídale al Señor el conocimiento de la gloria. En Santiago 1:5 se nos ha prometido que ¡Él lo dará abundantemente! Isaías 2-3; Salmo 27 Dios resplandece en mi corazón para darme el conocimiento de la gloria (2 Corintios 4:6).

Heiligschriftstudium: 2 Crónicas 7:1-3

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