Tägliche Andachten

Dezember 20

Conéctese con el Espíritu Santo

Kenneth Copeland
Porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo.

Existen muchas formas de agitar el gozo dentro de sí mismo; por ejemplo, meditando en la Palabra de Dios, reemplazando sus pensamientos por los de Él, y así sucesivamente. Sin embargo, otra manera de lograrlo es al entablar una comunión con el Espíritu Santo. De acuerdo con Romanos 14:17, hay gozo en el Espíritu Santo -por tanto, ¡conéctese con Él!-. Ore y cante en otras lenguas. Salte al río del Espíritu con alabanza y acciones de gracias. Quizá al inicio piense que no hay nada qué agradecerle a Dios; no obstante, al final se percatará de que sí. Puede comenzar agradeciéndole a Dios por la sangre de Jesús que limpió su pecado y por dirigirlo al camino que lo llevará al cielo. Y si no se le ocurre ninguna otra razón para alabarle, sólo concéntrese en estos dos motivos. Declare en voz alta lo siguiente hasta que el gozo crezca en su interior: ¡Gracias Dios porque mis pecados han sido limpiados! Su respuesta talvez sea: “No puedo o no tengo deseos de confesarlo”. ¡No importa! No necesita sentir algo para regocijarse. El gozo es más grande que sus emociones. En Salmos 27:6, el rey David escribió: «Luego levantará mi cabeza sobre mis enemigos que me rodean, y yo sacrificaré en Su tabernáculo [de Dios] sacrificios de júbilo; cantaré y entonaré alabanzas a Jehová». El regocijarse es un acto de la voluntad; es decir que aunque no tenga ánimos, hágalo y regocíjese de todas maneras. Si está atravesando problemas financieros, no se quede despierto toda la noche preocupándose por cómo pagará sus deudas. Si no puede dormir, manténgase despierto y alabe a Dios. Cante, dance, dé gracias, confiese la Palabra en voz alta y ríase del diablo hasta que llegue el gozo; regocíjese al punto de estar tan lleno de la fuerza y del poder de Dios que nada lo detenga. Regocíjese hasta que su cuerpo se sienta bien. Continúe regocijándose al extremo de que toda cadena que el diablo haya utilizado para mantenerlo en esclavitud, sea rota como un hilo. Siga gozándose al punto en que las personas se le acerquen -lo cual así será- exclamando: “¡Yo quiero un poco de ese gozo! ¿Podría decirme cómo obtenerlo?”. Analícelo, ¿no sería maravilloso si comenzáramos a regocijarnos en esta navidad, y continuar así hasta que el mundo entero sea lleno con la gloria de Dios? Creo con todo mi corazón que eso es parte de nuestro llamado. Avancemos, a fin de que podamos regocijarnos en nuestra trayectoria hacia el arrebatamiento de la Iglesia. Regocijémonos en el Señor siempre. ¡Conectémonos con el Espíritu Santo y recibamos ese gozo! Miqueas 7; Nahum 1-3; Salmo 137 Permanezco en el reino de Dios; por tanto, tengo justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo (Romanos 14:17).

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