Tägliche Andachten

Hace 40 años, cuando Kenneth y yo empezamos a vivir en fe para alcanzar la prosperidad, todavía no sabíamos mucho sobre la Palabra de Dios. Recibimos nuestra revelación paso a paso. Cada vez que aprendíamos algo nuevo, lo poníamos en práctica. En realidad, ahora es mucho más fácil para nosotros vivir en prosperidad que en esa época. Hoy, tenemos que creer por millones de dólares sólo para pagar las cuentas de nuestras transmisiones televisivas. Aunque esto no es tan desafiante como lo era en aquel entonces creer que Dios pondría el alimento sobre nuestra mesa. A menudo tenía que orar en el espíritu sólo para pagar en la tienda de abarrotes. Esos fueron los momentos más difíciles, ya que apenas estábamos aprendiendo. Usted debe profundizar con respecto a este tema. Si sólo escucha que Dios quiere prosperarlo, probablemente no estará capacitado para obtener un millón de dólares la próxima semana. ¿Por qué? Porque su fe todavía no se encuentra a ese nivel. Entonces comience en el nivel de fe que tenga. Empiece a creerle a Dios por el pago de la renta o por la provisión de sus necesidades básicas. Comience a creer, y su fe irá aumentando. Eso fue lo que nosotros hicimos. Continuamos creciendo; escuchando de Dios y actuando conforme al nivel de fe que teníamos, y ésta se fue incrementando. También seguíamos diezmando y ofrendando. Lo importante es iniciar ahora; no espere hasta el próximo mes. Si desea cambiar sus circunstancias, entonces realice cambios en su vida. Comience creyéndole a Dios por las cosas que usted necesita hoy, y empiece a agradecerle por ellas. Recuérdele al diablo que usted ya no está bajo la maldición. Aférrese a la Palabra y no la deje ir. Si usted lo realiza, permanece en ello y continúa obedeciendo a Dios, con el tiempo será sobreabundantemente prosperado. No sólo pagará sus cuentas, sino también poseerá la capacidad de dar ¡para toda buena obra! 1 Crónicas 15-17; 1 Timoteo 3-4 Dios hace que abunde en mí toda gracia. Y siempre tengo lo suficiente en todas las cosas, a fin de abundar para toda buena obra (2 Corintios 9:8).